Es decir.. ¿Cómo se podría mejorar la información que tienen los profesionales de primaria sobre la situación de determinantes de salud de su población? ¿Estoy usando el mapa de (y la información sobre ) mi zona básica para algo más que orientarme para hacer los avisos a domicilio? ¿Conozco el mapa de mi zona básica con las organizaciones, asociaciones y dispositivos socio-sanitarios y educativos de mi zona?
4. ¿Cómo se puede mejorar la información sobre DSS?
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Oscar Zurriaga
En el documento «Avanzado hacia la Equidad» se dice que: «los sistemas de información
sanitaria deberían poder ser analizados teniendo en cuenta los distintos ejes de desigualdad: clase
social, género, edad, etnia o estatus migratorio, área de residencia, etc.». Esto puede parecer muy difícil, pero, en bastantes ocasiones, en algunos sitios, a nivel de atención primaria, se dispone de información que puede permitir inferir la situación de determinados ejes de desigualdad. Se trata de pensar en que «eso» también existe.
Los sistemas de tarjeta sanitaria recogen mucha información y, en determinadas comunidades autónomas, está accesible y puede utilizarse con esta finalidad. En otros casos puede trabajarse con información más «soft» («subjetiva» o estimada) pero igualmente útil.
Oscar Zurriaga 16:25 el 8 junio, 2011 Enlace permanente |
«Información para la acción»: absolutamente de acuerdo. Pero hay que recordar que sin información es más difícil la acción . Y también que información no son sólo indicadores recogidos en libros gordos (o en webs inaccesibles). La información es la interpretación de los datos y estos no son otra cosa que un reflejo de la realidad. Y eso tiene muchas maneras de hacerse: conocer a la población, como ya ha dicho Javier, es eso exactamente.
Me ha gustado mucho lo de quemarse en el bosque de la información: nos pasa muy a menudo. Y también existe lo de perderse en ese bosque. Me ha recordado a algo de hace ya muchos años: el Síndrome de la Utopía Epidemiológica Adquirida (SUEA) descrito por Oriol Ramis a principios de los años 90. Hace ya tanto que no he conseguido encontrar la versión electrónica, pero algo puede leerse en «La enfermedad infantil de la epidemiología»:
Haz clic para acceder a 68_m_097.pdf
Neus 17:30 el 7 junio, 2011 Enlace permanente |
Una vez conozcamos nuestra población…. que hacemos?!? Hay bastante con crear planes y presentarlos a los gestores de zona, o intentar hacer convenios con las diferentes entidades de la zona?!?! Y si la respuesta es «NO»?!?! Nos quedamos con la cara de tontos de toda la vida?!?
Creo que más que invertir esfuerzos en conocer a la población (que va perfecto tener indicadores para objetivar nuestras realidades y poder hacer más presión sobre los gestores… los números mandan…) deberíamos crear planes de acción «lowcost» o acciones comunitarias a las que no nos puedan decir que no. La atención primaria puede ser mucho más potente si todos ponemos de nuestra parte.
Javier Segura del Pozo 18:43 el 7 junio, 2011 Enlace permanente |
Tienes razón Neus que recoger indicadores, estadisticas, números sobre las DSS no es un fin en sí mismo y hay que plantearse desde el principio (antes de recogerlos) qué vamos a hacer despues con ellos y cual va a ser su destino. Ello ademas nos permitirá seleccionar aquella informacion que mas nos interesa en vez de perder tiempo construyendo un almacen de bases de datos y estudios. Es decir, informacion para la acción.
Tambien es verdad que los numeros son solo una foto de «la población» y que si queires «la pelicula» necesitas acercarte a la población. Se conoce a la poblacion con el contacto con ella: con el dialogo, con la observación, con los relatos y las historias de vida, etc. Conocimiento de población no solo a tarves de nuemros e indicadores.
Este conocimiento no es una perdida de tiempo, ni debe pensarse como previo a la acción y al contacto con la comunidad. Recuerdo cuando los priemros EAP se pasaba meses haviendo el diagnostico de salud antes de salir a la comunidad. Algunos se quemaban en el bosque de información. De aqui se pasó al extremo contrario: empezar a funcionar sin hacer un analisis de necesidades y oportunidades de salud. Es decir, o atneder la demanda o impulsar los proyectos estandard (los que dicta la evidencia…).
De todas las formas, no estoy seguro de haberte entendido bien ¿Me podrias contar que es un plan de acción «lowcost»? ¿cual ha sido tu experiencia del proceso que apuntas: recoger información de la población, crear planes, presntacion a gestores, hacer convenios con otros…? ¿Donde las frustraciones? ¿Donde las oportunidades? ¿como fue el «NO»?
Neus 4:25 el 8 junio, 2011 Enlace permanente |
En nuestra zona, contamos con un grupo de gitanos bastante importante, al que és muy dificil de llegar cuando eres un residente que está en la consulta de manera intermitente (como es mi caso). Muchas veces no confian en ti y no hacen caso de las recomendaciones o de la educación sanitaria que intentas aportar al grupo. Así que aprovechando «el instinto de manada» del grupo, hicimos que la información llegara a través de un mediador intercultural (el nombre queda bonito, pero no dejaba de ser uno de ellos, con ganas de ayudar a la comunidad, por amor al arte, ya que estaba en paro).
Esa es un tipo de accion «lowcost»!!! La educación sanitaria llega a través de una persona a quien perciben como cercana, y en las que tienen confianza, que ha sido formada previamente por nuestro equipo.
El mismo papel nos funciona de manera excelente, en la comunidad magrebí. La figura de las mediadoras hace que el mensaje les entre con más facilidad y además les da seguridad en las recomendaciones o prescripciones.
En nuestra zona hemos intentado potenciar la figura del residente para que sea una figura más cercana al paciente. Hicimos el estudio de la población para conocer las carencias, y allí se quedó el asunto, en «agua de borrajas»… no se ha hecho nada más, así que cada residente hace sobre sus paciente lo que buenamente puede (o quiere)… habiendo cupos que adoran al residente y otros que si visita la/el residente, se van y vuelven otro día…
Nos ha funcionado muy bien la presencia en los medios de comunicación local, con actividades en la radio y el la tele locales, promoviendo programas de salud y consejos a la población, con resultados muy positivos a posteriori. Pactar con el Ayuntamiento para hacer proyectos de este tipo nos ayuda mucho.
No he recibido nunca en «No» desde la gestión de mi centro, pero tambíén es verdad que infermería tiene el tema de la APOC muy consolidada y fuera de la consulta es dificil trabajar con la gente…
Dory Aviñó 21:39 el 7 junio, 2011 Enlace permanente |
Hace meses, en Valencia, en el último congreso de la Sociedad Española de Epidemiología estuvimos en una de las mesas hablando de éste tema: de indicadores cuantitativos y cualitativos, de si unos u otros, del porqué ambos … depende del foro al que asistas la elección es una u otra. Las «fotos» son necesarias pero estoy totalmente de acuerdo con Javier en que no podemos perdernos en el bosque de la información, con la información que actualmente disponemos podemos actuar, tratar de transformar la realidad social, e ir haciendo cada vez fotos más precisas (para la sostenibilidad de las intervenciones, para quien gestiona los recursos,…). Estas fotos podemos utilizarlas también las y los profesionales de la salud para sentarnos con la población y conjuntamente tratar de encontrar claves y respuestas que permitan entender los datos de los indicadores, avanzar y ganar salud.
Rafa Cofiño 21:43 el 7 junio, 2011 Enlace permanente |
Sobre diagnósticos comunitarios participativos en una experiencia preciosa en Canarias y sobre metodologías cualitativas como la audición
Más sobre herramientas participativas para el diagnóstico y la exploración de recursos de la comunidad (un tema que creo 😉 nos gusta a muchos por aquí están disponibles aquí):
http://www.zotero.org/groups/community_health/items/collection/AV6BP3BF
Luis 9:20 el 6 junio, 2011 Enlace permanente |
A mi opinión deberíamos utilizar indicadores específicos y crear con ellos una base de datos, cuiidando de unirn esfuerzos con profesionales de otras disciplinas. En pocos estudios he visto utilizar criterios sociales que permitan estudios de determinantes sociales, pero lo que me llama la atención, es que en los poquitos que he visto que incluyen alguna pincelada de clase social, casi nunca he visto que se utilicen los criterios de clase social de la sociedad española de epidemiologia. Si no nos ponemos de acuerdo, volveremos a caer en la dispersión de datos y los hará estériles. Hay un importante corpus cientifico sobre desigualdades sociales en salud en epidemiologia y en sociologia de la salud, creo que deberíamos utilizarlos o al menos tenerlos en cuenta.
Cristina Rodríguez Caldero 23:39 el 5 junio, 2011 Enlace permanente |
Estoy de acuerdo con Oscar y Blanca, la tarjeta sanitaria y la cartera de servicios aportan mucha información que convendría analizar y comparar anualmente, pero también hay otras formas muy sencillas que se utilizan de forma habitual en los estudios, como las encuestas y, en todas las CCAA hay información sobre las características sociales de la población, estudios, trabajo, etc. Además están las entrevistas a personas claves: maestros, comercientes de la zona, asociaciones, etc.Una vez que se recopila la información sobre una zona, luego conviene reflexionar sobre ella para sacar conclusiones y por supuesto hay que difundirla y hacer propuestas de mejora.
Blanca B 17:09 el 3 junio, 2011 Enlace permanente |
Como comenta Óscar los sistemas de registro son buenas herramientas para conocer nuestra realidad. En este sentido dentro de la estructura de Atención Primaria (AP) tenemos profesionales que recogen, analizan y depuran la información. La finalidad de los datos no debería residir en comprobar el cumplimiento de los objetivos de un contrato para así poder informar al servicio de salud sino en compartirla de manera directa con los médicos de AP. Esto puede ayudar a establecer una relación de profesional a profesional que enriquezca el análisis de la zona básica de salud. De esta manera se une la visión «de contar palitos» de la epidemiología (más macro, más cuantitativa) con la visión «de la calle» de la medicina familiar y comunitaria (más micro, más cualitativa). El trabajo conjunto con los epidemiólogos puede resultar clave para que conozcamos qué pasa y ellos son los que pueden facilitar la información de los determinantes sociales de la salud en cada uno de nuestros medios. De esta manera comenzar a dar pasos hacia «algo».